En los últimos años, el patrocinio deportivo se ha consolidado como un impulsor en la economía global, potenciado por la expansión de plataformas digitales, el marketing basado en datos y el crecimiento de las competiciones a nivel internacional. Las marcas no solo buscan visibilidad mediante la colocación de sus logotipos en eventos, sino que también se asocian con valores específicos para aumentar su conexión emocional con los aficionados.
De acuerdo con el informe de “Global Sports Sponsorship Market” de Allied Market Research, se estima que el mercado mundial de patrocinio deportivo alcanzará los US$151,400 millones en 2032, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 7.1% entre 2023 y 2032.
Sin embargo, un informe de Statista resaltó que los ingresos por patrocinio deportivo en todo el mundo fueron de US$97,350 millones en 2023. Proyectó que la industria crecerá a una CAGR del 8.68% hasta 2030, alcanzando un valor de casi US$190,000 millones.
Este incremento refleja cómo las empresas comenzaron a priorizar los deportes como parte de sus estrategias de marketing, viendo en el patrocinio una oportunidad para llegar a audiencias globales y diversas.
Compañías tecnológicas como Amazon, Google y Microsoft incrementaron su participación, especialmente en deportes emergentes como los eSports, que captan una audiencia joven y conectada digitalmente. Según un informe de Statista de 2023, las marcas tecnológicas representaron el 15% del total de patrocinios deportivos, con una inversión de aproximadamente US$7,000 millones.
Los eSports, en particular, crecieron rápidamente debido a su atractivo para los millennials y la generación Z, lo que convierte este sector en un objetivo para las marcas que buscan adaptarse a las nuevas dinámicas de consumo.
Por otro lado, empresas tradicionales como Coca-Cola, Nike y Adidas continúan dominando el patrocinio en deportes establecidos como el fútbol y el baloncesto, pero comenzaron a innovar en sus estrategias. Estas marcas están cada vez más enfocadas en alinearse con iniciativas de sostenibilidad y bienestar.
La reciente alianza entre Nike y el Comité Olímpico Internacional (COI), en la cual Nike se comprometió a producir equipamiento deportivo con materiales reciclados para los Juegos Olímpicos de París 2024 es un ejemplo de esto. Esta estrategia responde a la creciente demanda de los consumidores por productos más sostenibles y refleja el compromiso de las marcas por abordar temas ambientales.
Asimismo, en la Fórmula 1, se estima que entre el 60% y 80% de los ingresos de los equipos provienen de acuerdos de patrocinio. Equipos como Red Bull Racing y Mercedes AMG Petronas dependen en gran medida de sus patrocinadores para financiar sus operaciones y garantizar su competitividad. Según un análisis de Forbes, los patrocinios en la F1 no solo impulsan el rendimiento de los equipos, sino que también son un factor en la visibilidad global del deporte.
Además, en la National Football League (NFL) los ingresos por patrocinio alcanzaron los US$2,000 millones en la temporada 2022-2023, con marcas como Pepsi, Verizon y Nike lideran las inversiones, según el informe “Sponsorship Today” de Nielsen. Este crecimiento es un reflejo del poder económico de las grandes ligas deportivas en Estados Unidos, donde el patrocinio sigue siendo una pieza central de los modelos de ingresos.
Los ingresos por patrocinio en la National Basketball League (NBA), aumentaron un 10% en 2022, alcanzando los US$1,640 millones, gracias a la expansión de los acuerdos publicitarios en las camisetas de los equipos y la creciente visibilidad en plataformas digitales.
En el deporte femenino
Con el aumento del interés en deportes como el fútbol femenino y el tenis, las marcas comenzaron a reconocer el potencial comercial de estas disciplinas. Durante el Mundial Femenino de la FIFA 2023, empresas como Visa, Adidas y Coca-Cola incrementaron sus inversiones, aprovechando la oportunidad de conectar con audiencias más diversas y comprometidas.
Un estudio de The Guardian revela que el patrocinio en deportes femeninos creció un 20% anual desde 2019, aunque sigue representando menos del 10% de la inversión total en deportes. Sin embargo, esta tendencia muestra un cambio en el enfoque de las marcas hacia la inclusión y la equidad en el deporte, lo que podría impulsar aún más la inversión en los próximos años.