Una de las insistencias de el difunto presidente haitiano Jovenel Moïse, fue el apoyo a Haití en el combate al bandidaje y la violencia, algo que le reclamó a la comunidad internacional. La agencia EFE señaló los conflictos entre las bandas en ese país han causado decenas de muertos y heridos, y al menos 17,000 desplazados desde junio por los enfrentamientos en barrios capitaleños como Martissant y Delmas.
Durante un discurso de Moïse el pasado 20 de junio, precisó que no pedía una intervención de tropas, sino el compromiso de la comunidad internacional en la lucha contra la inseguridad.
Moïse informó el pasado 16 de marzo que tuvo una entrevista con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Moïse declaró que le pidió a la ONU apoyo técnico y logístico para la Policía Nacional de Haití, con el fin de combatir el bandidaje en Haití y fortalecer el programa de reducción de la pobreza.
Moïse también había expresado en marzo su indignación por la muerte de cuatro policías en el distrito de Village-de-Dieu, donde también resultaron heridos ocho agentes. Anunció una serie de medidas para luchar contra la violencia.
El presidente buscaba apoyo extranjero para su país, y estaba consciente de que podrían asesinarlo. En febrero le comentó al periódico español El País, que había un golpe de Estado en marcha organizado por un grupo de familias y empresarios “que controlan los principales recursos” de Haití, “que siempre han puesto y quitado presidentes, y que utilizan la calle para crear desestabilización”.