«Construye tus sueños». Aunque inicialmente BYD fue simplemente el nombre de una empresa que fabricaba baterías para teléfonos fundada en 1995 en China, con el tiempo adoptaron el significado de esa frase como su eslogan oficial y una forma de representar la filosofía de una marca que hoy es el tercer fabricante de vehículos del mundo por capitalización bursátil, con un valor superior a los 108.000 millones de dólares, casi un 400% más que en 2019.
A finales de la pasada década, BYD no se encontraba entre las principales referencias de la automoción del planeta y es que fue en noviembre de 2021 cuando superó a Volkswagen, convirtiéndose en el tercer fabricante de automóviles más valioso del mundo, solo por detrás de Tesla y Toyota. Un tridente que, hoy en día, se mantiene en pie y aglutina más de un tercio de las ganancias totales anuales de la industria, unos 42.634 millones de dólares, según los cálculos de elEconomista.es a partir de los datos de FactSet.
Por capitalización de mercado Tesla sigue siendo el líder indiscutible a pesar de haber perdido en lo que va de año casi un 30% de valor por los vaivenes políticos de su fundador, Elon Musk. La compañía vale, acorde a los registros de Bloomberg, algo más de 837.000 millones de euros, muy por delante de Toyota, la siguiente en la lista, cuya capitalización supera los 258.000 millones de euros. Y es que a pesar de que la nipona sigue siendo un referente en producción masiva y rentabilidad, la estadounidense ha capitalizado en los últimos años ser la compañía pionera en la transición hacia el coche eléctrico.
Dicho esto, quien ha sorprendido de verdad desde la pandemia ha sido la china BYD, que se ha disparado en menos de un lustro hasta el tercer puesto gracias a su enfoque en eléctricos y baterías de coches, a precios más competitivos que los de su competencia. También ha tenido mucho que ver su desembarco en varios mercados europeos, incluido España, y el desarrollo de nuevas tecnologías como la plataforma de carga ultrarrápida de vehículos que presentó hace unas semanas y que promete recuperar la batería de los modelos en apenas cinco minutos. Algo que ningún otro fabricante ha conseguido hasta ahora en el mundo.
Pero si hay otro fabricante que sorprende por el valor de mercado que todavía le otorgan los inversores es la italiana Ferrari, que se queda en cuarta posición por capitalización a nivel global gracias a un modelo de negocio exclusivo con márgenes muy superiores a la media del sector. Otros europeos como Volkswagen o el grupo Renault se han ido, poco a poco, quedando atrás, sobre todo, tras la irrupción en la guerra del automóvil de los grupos asiáticos.
Esto, en un momento en que las estimaciones de beneficio neto para los próximos doce meses colocan a Toyota a la cabeza con una ganancia que se podría aproximar, según los expertos, a los 27.000 millones de euros. A continuación, se colocan Volkswagen con más de 12.000 millones estimados, mientras que General Motors completa el podio con 10.400 millones. Tesla, a pesar de su liderazgo en capitalización de mercado, proyecta beneficios netos más modestos. Así las cosas, resalta el caso de la francesa Renault con crecimientos explosivos del beneficio neto de más de 260% respecto del año anterior.
¿Tiempo de aprovechar en bolsa?
Con todo y con ello, si a lo que miramos es al potencial en bolsa de las marcas, el análisis revela oportunidades interesantes para los inversores. La surcoreana Hyundai Motor -matriz de la marca comercial homónima y Kia- encabeza el ranking con un recorrido alcista proyectado por el mercado de algo más del 57% seguida de la india Mahindra & Mahindra con un 34,7%.
Entre las compañías con valoraciones favorables también se encuentran Honda, Suzuki y Toyota, todas ellas con un potencial superior a la media de la industria. En contraste, los desafíos se acentúan para Ford y Nissan -en este último caso, condicionado por las negociaciones fallidas para su fusión con Honda- con proyecciones negativas para sus acciones por problemas estructurales y competitivos. Para los analistas, el conjunto del sector de la automoción mundial es un ‘mantener’ con, en todo caso, oportunidades de ‘comprar’ claras en participaciones como Hyundai, BYD y Suzuki.
El futuro impacto de la guerra comercial
Hecha la radiografía del sector hay que colocar las causas de este cambio de expectativas sobre la mesa. Por un lado, los desarrollos tecnológicos y la carrera por fabricar el coche eléctrico del futuro y, por el otro lado, la guerra comercial de EEUU contra el mundo que ha secuestrado a la industria del automóvil hasta el punto de convertirla en el principal ariete de la administración Trump contra China y Europa.
Los aranceles del 25% anunciados por la Administración Trump que desde el 5 de abril se aplican a cualquier vehículo no ensamblado en EEUU, según S&P Global, afectarán a casi la mitad de las 16 millones de unidades vendidas en aquel país en el último año. Con todo y con ello, la volatilidad sobre el sector no ha terminado: el republicano anunciaba en estos últimos días que también se impondrán trabas comerciales a los fabricantes de piezas de automóviles y componentes como el motor o las transmisiones, pero que éstos no entrarán en vigor, por lo menos, hasta el 3 de mayo.
Eso sí, el presidente norteamericano ha admitido que estas medidas no van a ser fáciles de digerir por la industria y los inversores. Decía el otro día en los jardines de la Casa Blanca ante la prensa que puede haber algo de «dolor» inicialmente con estos aranceles, aunque, según sus cálculos arbitrarios, estas medidas impulsarán el empleo local en el largo plazo generando hasta 100.000 millones de dólares en nuevos ingresos anuales.
De momento, ya hay números sobre la mesa que exponen el dolo que provocarán sus medidas. S&P Global dice que Volvo, Mazda, Volkswagen y Hyundai son las marcas que corren un mayor riesgo en esta nueva guerra comercial ya que, al menos, el 60% de sus ventas en EEUU procedieron de importaciones en 2024. Todo ello en un contexto en el que Ford, General Motors, Toyota, Honda y Stellantis representaron el año pasado cerca de un 79% de la producción total de vehículos del país.
Pero luego están también Toyota, Honda, Ford y General Motors que verán condicionados sus futuros balances financieros porque son los fabricantes mayores niveles de importación de modelos, esencialmente los más sencillos, de países con costes de producción más bajos que Estados Unidos. Las unidades comercializadas en el mercado estadounidense de coches como el Honda CR-V, el Ford Bronco o el Chevrolet Equinox proceden de Corea del Sur, México o Canadá, países afectados ahora por las nuevas tarifas estadounidenses.
Eso sí, excluyendo (de momento) la entrada en vigor de nuevos aranceles sobre las piezas de los vehículos, nuevos fabricantes de coches eléctricos -Rivian Automotive, por ejemplo- y Tesla son las que están mejor posicionadas, acorde a la opinión de los expertos de Bernstein, en el nuevo entorno de mercado creado alrededor de los aranceles porque todos los vehículos vendidos en EEUU se ensamblan en territorio nacional.
«Tesla es el claro ganador estructural: localizada, con una sólida cuota de mercado y mejor protegida del riesgo comercial. Para todos los demás, esto supone un reajuste de márgenes y un lastre real para la capacidad de generar beneficios en el corto plazo», aseguran desde el banco de inversión.
Un golpe al bolsillo del estadounidense
Las ventas de coches nuevos en el primer trimestre de 2025 en EEUU superaron las expectativas, sí, pero por el efecto del miedo extendido entre los consumidores a que suban los precios por las trabas comerciales aprobadas por Washington. Muchos han comprado antes de que las facturas sean más elevadas.
Junto al incremento de los costes de importación de vehículos, aumentarán los importes de fabricación de automóviles en EEUU y aumentarán los gastos de los consumidores», alegaba en un documento reciente S&P Global en el que vaticinan un recorte de las ventas de vehículos ligeros en EEUU en el entorno del millón de unidades al año si los aranceles anunciados mantienen su vigencia sin cambios.
Bank of America estima una subida de precios en los vehículos sobre los 10.000 dólares, lo que llevaría el importe medio a los 58.000 dólares en EEUU, en un escenario en el que contemplan los expertos de la entidad que los fabricantes trasladen el total de los coste de la subida de los aranceles al precio del coche.
«Estamos evaluando el impacto de los nuevos aranceles anunciados. En este momento, vemos un impacto limitado en nuestro negocio europeo», aseguran a este diario fuentes de uno de los principales fabricantes de automóviles de EEUU. A su vez, desde otro de los grandes conglomerados automovilísticos de Europa insisten en que «toman nota» de lo que está sucediendo en el mercado, aunque sí que avanzan que están manteniendo «conversaciones constructivas» con varios socios industriales para asegurar la «estabilidad económica y evitar una guerra comercial».