La economía naranja, también conocida como economía creativa, no solo representa un motor de crecimiento económico, sino también una oportunidad para redefinir el desarrollo sostenible, además este sistema puede ayudar a preservar y promover la cultura local.
De acuerdo con un artículo del portal colombiano del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), la economía naranja es un modelo de desarrollo en el que la diversidad cultural y la creatividad son pilares de transformación social y económica del país, desde las regiones.
Este modelo cuenta con herramientas de desarrollo cultural, social y económico. Se fundamenta en la creación, producción y distribución de bienes y servicios culturales y creativos, que se pueden proteger por los derechos de propiedad intelectual. Este sector incluye industrias como el cine, la música, la moda, el diseño, los videojuegos y las artes escénicas.
Según datos recopilados por la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA), la economía naranja representa el 1.5% del producto interno bruto (PIB) nacional, lo que equivale a un total de RD$52,309 millones. Mientras que un artículo de Forbes destaca que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que esta economía representa el 3% del producto interno bruto (PIB) mundial y emplea a 30 millones de personas; lo que genera más de US$2.25 billones anuales.
El reciente informe de la Encuesta Nacional de Consumo Cultural (ENCC) 2024, presentada por el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) y el Ministerio de Cultura, plantea que el consumo cultural anual de bienes y servicios se ubicó en RD$107,628.5 millones, lo que representa el 1.6% del PIB. Este monto incluye el gasto realizado tanto por los hogares, así como la estimación de lo realizado por las empresas y las instituciones del sector público.
Plantea que los hogares dominicanos realizaron un gasto que ascendió a RD$67,103.6 millones en 2024, lo que equivale al 62.3% del consumo total en este sector. Esto es un crecimiento del 54.3% en comparación con los RD$43,477.2 millones registrados en el 2014, año en que se realizó la anterior encuesta, lo que equivale a un aumento absoluto de RD$23,626.4 millones.
La encuesta también reveló que los hogares tienen un gasto promedio mensual de RD$1,486.7 en bienes y servicios culturales, lo que refleja la variedad en sus hábitos de consumo.
El mayor gasto cultural se destina a servicios fijos y suscripciones del hogar con un monto promedio por hogar de RD$932.3, lo que representa el 62.7% del total. Esto incluye servicios como televisión por cable, internet residencial y paquetes combinados de cable e internet.
También destaca que los hogares destinan un promedio de RD$288.6, que equivale al 19.4% del total, en audiovisuales, el consumo de música y videos grabados, cine, videojuegos y conciertos. Por otro lado, el gasto en asistencia a actividades culturales, que incluye la compra de artesanías, pinturas, esculturas y entradas a exposiciones, suma un promedio de RD$142.2, lo que representa el 9.6% del total. Además, los hogares destinan un promedio de RD$81.3 en la adquisición de libros, periódicos y/o revistas.
Con un promedio de RD$22.4, la formación artística no formal representa apenas el 1.5% del total. Esto incluye los pagos por cursos o talleres de formación artística. Por último, los hogares asignan un promedio de RD$19.9 a la asistencia a espacios culturales como museos, zoológicos, acuarios y/o jardines botánicos.
Expertos
El economista y director ejecutivo del Centro de Estudios Turísticos y Desarrollo Local (Cetdel), Huáscar Jiménez, citó en una entrevista con elDinero que los últimos datos publicados por la ENCC no especifican la cantidad de personas que trabajan en las industrias creativas, lo que no representa de forma detallada los empleos que esta genera en el país. Por esta razón, considera que el Gobierno debe fortalecer los programas de formación en estas áreas, crear condiciones que fomenten el emprendimiento mediante programas de ayudas y subvenciones al sector.
Jiménez resalta que uno de los desafíos que enfrenta esta industria es la informalidad, la cual dificulta a los emprendedores con el acceso a financiamiento para desarrollar sus proyectos culturales. Insta a que a través de políticas públicas se concientice y explique la necesidad de formalizarse para que los mismos puedan obtener este acceso que les permitan desarrollar sus negocios.
Asimismo, el economista destacó que las principales instituciones financieras del país en los últimos cinco años han impulsado programas de apoyo. “Están realizando muchas actividades formativas, realizando donaciones y cooperaciones para el desarrollo de estas, que sin lugar a duda, contribuyen con el desarrollo del sector”, señaló.
Sin embargo, recalca que los niveles de informalidad dificultan que las instituciones financieras se comprometan ya que es una industria intangible. “Debido a que su activo es la creatividad, no sirve como un colateral para que los bancos puedan otorgar financiamiento para desarrollar este tipo de proyectos”, puntualizó.
No obstante, “los primeros programas en estas instituciones ya están comenzando con montos relativamente pequeños, pues están empezando a otorgar préstamos a personas que pertenecen al sector, lo cual es positivo”, explicó Jiménez.
El economista mencionó que recientemente se firmó un acuerdo entre Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Promipyme) y el Ministerio de Cultura en el cual se destina una cartera de RD$500 millones, a los emprendedores de esta industria con una tasa de préstamo preferencial. “Me parece que la tasa preferencial será de un 12% en el cual se van a impulsar una serie de actividades dentro de las industrias creativas y culturales en las cuales este capital se utilizará para financiarlas”, comentó.
A la vez, resalta que esto es un gran paso ya que se impulsarán una serie de proyectos. “La economía naranja presenta una oportunidad única para que el país diversifique su economía, genere empleo de calidad y proyecte su identidad cultural a nivel global”, enfatizó. El director señala que, con un enfoque coordinado y una estrategia integral, el país tiene el potencial de consolidarse como líder regional en la economía creativa, aprovechando su riqueza cultural y creatividad para construir un futuro próspero y sostenible.
Por su parte, el economista Richard Medina, destaca que este sector tiene un gran potencial de crecimiento, pero enfrenta desafíos estructurales que requieren políticas públicas más robustas.
Medina resalta que, si bien sectores como la cinematografía han logrado consolidarse gracias a la Ley de Cine No. 108-10 y el acceso a financiamiento, otras industrias creativas, como la artesanía, la gastronomía y la producción audiovisual, necesitan políticas específicas para su desarrollo. Propone que se cree un plan de becas nacionales e internacionales para la formación técnico-vocacional de talentos creativos, la coordinación gubernamental para conectar emprendedores con clientes e inversionistas, y un sistema fortalecido de pago de regalías a artistas.
“Duplicar el fondo de financiamiento que el Gobierno destina a través de Promipyme para las empresas creativas, con el objetivo de ampliar los recursos disponibles y fomentar la formalización de los emprendimientos, facilitando su acceso a crédito y seguridad social”, recomienda el economista.
Medina plantea que uno de los principales desafíos que enfrenta la economía naranja en República Dominicana es el bajo consumo de algunas actividades culturales, para cambiar esta situación, enfatiza en la necesidad de una mayor promoción de la cultura vinculada con el turismo, lo que podría aumentar la demanda y generar más oportunidades para los emprendedores del sector.
A la vez, destaca que “las instituciones financieras han jugado un rol crucial en el desarrollo de la economía naranja, especialmente en industrias intensivas en capital, como la cinematografía y la producción audiovisual”. Pero sugiere que, para adaptar mejor sus servicios a las necesidades del sector, se deben crear productos financieros especializados y mecanismos de garantía más flexibles.
Al analizar las regiones con mayor potencial para el desarrollo de este sector, el economista identifica las zonas costeras, como Samaná, La Romana y Río San Juan, así como la Zona Colonial, debido a su atractivo para la filmación de películas y anuncios publicitarios. También destaca provincias con fuerte tradición carnavalesca, como La Vega, San Pedro de Macorís y Santiago, donde la artesanía, el diseño de vestuario y la actividad religiosa pueden impulsar a ese sector.
Por esta razón, Medina proyecta a futuro que la economía naranja crecerá a un ritmo superior al de la economía nacional, con tasas de expansión superiores al 5% anual. “La cinematografía, el carnaval, la artesanía, la gastronomía y la publicidad continuarán consolidándose como fuentes clave de empleo y generación de riqueza, lo que ayudara a fortalecer su impacto en la economía del país”, explica.
Internacional
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destaca que las industrias culturales y creativas representan alrededor del 6% del PIB, el cual contribuye al empleo, la generación de riqueza y el fortalecimiento de la identidad cultural de los países. Estos sectores también desempeñan un papel clave en el concepto de “poder blando”, acuñado por Joseph Nye, que hace referencia a la capacidad de un país para influir a través de su cultura, valores e identidad.
Según un artículo del portal web Otras Políticas, el poder blando (soft power) se emplea en relaciones internacionales para describir la capacidad de un actor político, como un Estado, de incidir en las acciones o intereses de otros actores evitando el uso de la fuerza o la coerción, valiéndose de medios más sutiles como su cultura, su modelo social o sus valores políticos. Esto influye en la percepción que la población de un país tiene sobre otro y acaba por condicionar las decisiones políticas que se toman.
Algunos ejemplos del impacto de la economía naranja incluyen el fenómeno global de la “Ola Coreana” (Hallyu) de Corea del Sur, que ha logrado conquistar mercados internacionales con el “K-pop”, el cine y la televisión. En los Estados Unidos, Hollywood no solo genera importantes ingresos, sino que también proyecta los valores culturales del país a nivel mundial.
En América Latina, países como Colombia han liderado iniciativas como la Ley Naranja, que promueve el crecimiento de sus industrias creativas, mientras que Perú y España han utilizado su gastronomía para atraer turismo y fortalecer su imagen internacional.
Conocimiento
De acuerdo con Economipedia, la importancia del consumo cultural radica en entender a la sociedad, lo que permite conocer cómo se construye una identidad a partir de lo que se compra. Pone como ejemplo, las redes que comunican en un mundo multicultural y globalizado, que muestran tendencias sociales, con efectos inclusivos que los conectan mediante el consumo cultural.
Economipdeia resalta que el consumo cultural suele concebirse como un tema controvertido, debido, en gran medida, a los diferentes ámbitos o ángulos desde donde se estudia. Ya que depende de si se analiza desde la visión de la antropología, de la comunicación, de la sociología, de la economía o de la pedagogía.