El sector vitivinícola de España afronta una desaceleración en Estados Unidos debido a los aranceles impuestos por la Administración estadounidense. En los primeros siete meses del año, las ventas de vino español en ese mercado retrocedieron aproximadamente un 7%, un descenso que refleja la presión generada por las medidas comerciales y las posibles repercusiones en la cadena de valor. Este panorama fue destacado por José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV), durante la conferencia del 40º Congreso Aecoc Gran Consumo en Valencia, donde medios especializados siguieron de cerca el desarrollo del sector.
El caso de Marqués de Riscal sirve como ejemplo de este fenómeno. Ricardo Diéguez, máximo dirigente del grupo, señaló una desaceleración de ventas de alrededor del 6,7%, noticia que se ha hecho más visible en los meses recientes. Aunque la caída se percibe con fuerza, el ejecutivo subrayó que la compañía no ha trasladado de forma directa el impacto a los precios finales para los consumidores. Aun así, admitió que algunas bodegas sí han optado por subir precios para compensar márgenes más reducidos.
Situación de precios y estrategias de mercado
En palabras de los directivos, Marqués de Riscal se ha mantenido fiel a una política de no aumentar precios de forma generalizada. En su visión, la empresa está priorizando inversiones internas y externas para sostener la exportación y la experiencia del cliente, sin afectar el costo del producto al consumidor final. Sin embargo, Benítez reconoció que algunas bodegas sí han pasado el costo adicional al precio de venta, lo que se traduce en pérdidas de márgenes para el sector en su conjunto.
Para Marqués de Riscal, Estados Unidos representa alrededor del 10% de su negocio, cifra que podría verse afectada por la inestabilidad política. El grupo, con una larga trayectoria en el país desde 1883, mantiene la esperanza de una recuperación progresiva, enfocándose en el largo plazo más que en fluctuaciones temporales. En este marco, Diéguez enfatizó la necesidad de mantener la solidaridad y la cohesión de marca, apoyándose en la Federación Española del Vino (FEV), en la Unión Europea y en el Gobierno para buscar una exención de aranceles que vuelva a nivelar las condiciones con otros mercados.
Diversificación como eje de resiliencia
Una de las respuestas estratégicas ante la presión arancelaria es ampliar la diversificación geográfica. Benítez destacó que España exporta vino a casi 200 países y que la diversificación requiere un énfasis en mercados emergentes y nuevos acuerdos comerciales. Entre los frentes abiertos, la UE apoya la apertura hacia Mercosur y hay avances en las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio con India, mercados considerados en el corto y mediano plazo como más prometedores a largo plazo que China para ciertos perfiles de exportación.
Diéguez, por su parte, subrayó que la diversificación no solo se trata de buscar nuevos destinos, sino de fortalecer la presencia en los que ya existen. Mencionó que el euro débil frente al dólar y ciertos desequilibrios macroeconómicos pueden terminar afectando de forma más significativa que el propio arancel. En este sentido, el directivo señaló que la apreciación del euro está ejerciendo un impacto adverso que complementa la presión arancelaria.
Cosecha 2025: calidad frente a cantidad
Además de las tensiones comerciales, el sector vitivinícola español enfrenta desafíos agronómicos. Marqués de Riscal informó de una reducción de la cosecha de este año en torno al 20% respecto a 2024, con una caída marcada en volumen, aunque se destacó una mejora notable en la calidad de las uvas. Este comportamiento adverso en la cantidad compensa con una mayor robustez en la calidad del producto, que podría influir en la percepción de la marca y en la demanda, especialmente en mercados menos sensibles al precio.
Impacto global y lecciones para el sector
La combinación de aranceles y flujos comerciales internacionales exige a la industria una planificación más rigurosa y proactiva. La experiencia de España en EE. UU. permite extraer lecciones sobre la necesidad de manterner una red de ventas y una propuesta de valor que resista a fluctuaciones políticas y económicas. En este contexto, la inversión en infraestructuras de exportación, la diversificación de mercados y la fortificación de alianzas institucionales resultan claves para sostener el crecimiento.
La colaboración entre entidades sectoriales, gobiernos y organismos europeos emerge como un marco estratégico para enfrentar condiciones adversas. La demanda de exenciones arancelarias y la búsqueda de condiciones más equitativas con otros países se presentan como pilares para recuperar terreno y asegurar una competencia justa. En el mediano plazo, la industria confía en que estas medidas permitan volver a rutas comerciales más estables y predecibles.
Vinculación con la cadena de valor y el consumidor
A nivel práctico, las bodegas buscan no solo mantener, sino también reforzar la relación con distribuidores y minoristas en Estados Unidos y otros mercados de alto consumo. La estrategia de diversificación debe ir de la mano con una comunicación clara hacia el consumidor, destacando atributos como la calidad, la historia de la marca y la sostenibilidad de la producción. Aunque el precio puede verse presionado, las marcas que logren comunicar valor agregado, origen y procesos responsables tienen mayor probabilidad de conservar o aumentar su cuota de mercado en entornos complicados.
Mirada hacia el futuro inmediato
Con el horizonte puesto en la recuperación de ventas y en la consolidación de una estrategia más amplia, la industria vitivinícola española continúa evaluando oportunidades de crecimiento en diversos frentes. El objetivo es mantener la senda de crecimiento a través de iniciativas de diversificación geográfica, fortalecimiento de acuerdos comerciales y mejora de la capacidad de respuesta ante shocks externos. En paralelo, la calidad de las cosechas actuales brinda una base sólida para afrontar el periodo de menor producción sin perder la confianza de distribuidores y consumidores.
El impacto de los aranceles en Estados Unidos se traduce en una caída de ventas para el vino español, que empuja a la industria a buscar soluciones basadas en diversificación, innovación y resiliencia. Aunque la caída en el corto plazo puede sentirse significativa, las declaraciones de Benítez y Diéguez señalan una voluntad firme de adaptarse a un entorno complejo, con la vista puesta en un crecimiento sostenible a largo plazo. A través de la cooperación institucional y la diversificación de mercados, el sector espera no solo atravesar la tormenta, sino salir fortalecido cuando las condiciones comerciales se estabilicen.
