De acuerdo con el informe, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos tendrá la capacidad de “detener los envíos de chips fabricados por Nvidia y otros fabricantes a clientes en China y otros países de interés sin obtener primero una licencia”.
Esta no es la primera ocasión en que Estados Unidos limita la venta de chips a China. En octubre implementó una serie de reglas para impedir que este país obtuviera componentes clave para los desarrollos que está realizando en torno a IA, pues a medida que los modelos de lenguaje como GPT-4 avanzan, también requieren mayor poder computacional.
Nvidia es una de las empresas que se ha visto más favorecida por este auge de la IA, ya que se encarga de producir los chips gráficos responsables de hacer funcionar la tecnología detrás de los avances más representativos del momento, como ChatGPT, de OpenAI, o Bard, de Google.
Durante la primera restricción, Nvidia respondió con un chip de menores capacidades específicamente para el mercado chino; sin embargo, bajo los nuevos controles que se podrían implementar, incluso ese chip estaría restringido para su exportación.
Luego de que se diera a conocer el informe, las acciones de Nvidia y AMD cayeron un 2%, mientras que Qualcomm cayó poco más de 2% y otros fabricantes como Marvell y Broadcom un 1%.
En China las acciones de sus principales empresas de tecnología cayeron. En el caso de Alibaba, que cotiza en la bolsa de Hong Kong y tiene su propio chatbot, las acciones cayeron un 1.6% y Tencent, que también está construyendo un modelo de IA, disminuyó un 1.5%.
El gobierno estadounidense está considerando limitar el acceso a los servicios en la nube a empresas chinas, lo cual representaría un duro golpe para ellas, pues era la forma en que eludían algunas de las prohibiciones de chips. Las empresas chinas suelen elegir a los proveedores de nube de Estados Unidos sobre las opciones locales, debido a que cuando se expanden a nivel global, los reguladores son más críticos con los servicios chinos.
La lógica detrás de estas decisiones por parte de Estados Unidos se halla en la creciente tensión comercial y competencia con China por el avance tecnológico, además de las preocupaciones en torno a la seguridad nacional.
En diferentes áreas, altos funcionarios estadounidenses han señalado que el Estado chino ha robado tecnología confidencial de empresas de Estados Unidos para beneficiar a sus compañías por medio de espionaje industrial o a través de proyectos conjuntos para la expansión de las compañías al territorio chino.