El pasado 1 de octubre fue el Día Mundial del Café. Una fecha más que atareada para baristas, degustadores y especialmente productores de este grano que solo se da en torno al trópico de Capricornio y cuyo consumo diario alcanzaría unas 3.000 millones de tazas, según la Organización Internacional del Café (ICO)
Pero más allá del hito de la jornada con las principales marcas cafeteras haciendo ofertas y las naciones productoras mostrando sus variedades, el COVID-19 ha dejado su huella en el sector y el panorama no se ve fácil.
La pandemia y la consecuente expansión del home office afectaron al consumo global de ‘bebidas calientes’ –rango en el cual se incluye al café–. Y hasta que no se alcance inmunidad de rebaño, la ingesta de esta bebida eminentemente social seguirá viéndose afectada, según un reciente reporte de la firma de análisis de mercado Euromonitor.
En su análisis de agosto de este año, y en un escenario pesimista de baja vacunación y nuevas mutaciones del virus, la firma estima que nuevos cierres podrían ocasionar un cambio adicional de canales, un comportamiento de acaparamiento del producto en algunos mercados y una preferencia del público por productos que estimulen las defensas, por sobre el consumo de café.
La firma detectó tres tendencias que atraviesan el escenario para colocar la venta de bebidas calientes en un punto de inflexión.
La primera son los avances en la tecnología que ahora hacen del café de máquina expendedora un competidor del café preparado por un ser humano. La segunda es el aumento de los costos laborales a medida que los países de todo el mundo se enfrentan a la escasez de trabajadores, mientras que la tercera es la aclimatación de muchos consumidores a las formas de compra digitales sin contacto, lo que los hizo más dispuestos a dar una oportunidad a la producción automatizada que antes.
Adicionalmente, en todas las industrias de CPG (las siglas en inglés de bienes de consumo envasados), las empresas están cada vez más preocupadas por los efectos de la inflación, y las bebidas calientes no son una excepción. La escasez de mano de obra, los cuellos de botella en el suministro, los fenómenos meteorológicos extremos que trae aparejado el fenómeno del cambio climático y las distorsiones generales relacionadas con la pandemia significan que el costo de muchos insumos es mucho más alto que antes del virus.
Esta temporada, tanto sequías como heladas en Brasil -el primer exportador global- afectaron fuertemente la cosecha, mientras que el segundo productor global, Vietnam, tampoco va bien, debido a la crisis del transporte marítimo mundial. El problema, como destaca el medio español El Economista, ha sido la crisis logística que asola el transporte marítimo mundial, con cuellos de botella en sus grandes puertos, falta de contenedores para el transporte, y reducción de personal.
De todas formas, hay esperanzas de aumentar los envíos de café a Asia. Por un lado, el estudio de Euromonitor pronostica que las naciones ASEAN – Indonesia, Filipinas, Vietnam, Singapur por ejemplo, podrían añadir unos US$ 168 millones en ventas de café – a nivel retail – hacia 2025.
Un dato que, sumado al gusto de China o Japón por esta bebida, hacen que valga la pena insistir con la promoción de sus granos en Asia.
¿Cómo están moviéndose dos naciones cafeteras de Latinoamérica para aprovechar ese impulso asiático?
COSTA RICA: BUSCANDO NICHOS DE MERCADO
Se dice que el cultivo del café en pequeñas fincas –y no en grandes latifundios– fue lo que delineó a la sociedad costarricense a fines del siglo XIX y principios del XX.
Lo cierto es que el café era y es para esta nación centroamericana uno de sus productos agrícolas estrella, junto con la piña y el banano.
Hoy el país tiene sobre 93.000 hectáreas dedicadas a su cultivo, a cargo de más de 27.000 familias productoras, y por un global de 1.885.727 mil fanegas (la medida en la que se cuantifica la cosecha del café en Costa Rica, equivalente a 46 kilos de café ya procesado) para la temporada 2020/2021.
Un poco menos que la cosecha 2019-2020 y una proyección a la baja para la cosecha estimada de la temporada 2021/22.
“La promoción de café de Costa Rica se encuentra enfocada en mercados de café de especialidad, principalmente Estados Unidos y Bélgica”, explica a AméricaEconomía David Ortiz, ejecutivo de comunicación del Instituto del Café de Costa Rica (ICAFE).
El café costarricense, que ocupa el 1% del PIB nacional –cifra que se eleva al 8% cuando se evalúa en relación con la canasta de productos agropecuarios– también llega a naciones asiáticas, con Corea del Sur con el 3,9% de la cifra exportadora y Japón con el 1,3%. Pero eso pronto podría cambiar.
“El mercado chino es muy importante debido a que está en desarrollo en temas de café de especialidad, pero es necesario enfocar esfuerzos en encontrar esos nichos de mercado que puedan ayudar al desarrollo comercial con este país. Es importante continuar esfuerzos con los países asiáticos que trabajan con nuestro café”, reafirma Ortiz.
A pesar del trabajo en promoción, el país sabe que el problema que ha dejado la pandemia no se superará fácilmente, reconoce el ejecutivo.
“Se ha reducido la cantidad de contenedores para exportación, en tanto que nuestros puertos no tienen la capacidad de recibir grandes barcos de transporte con una capacidad más amplia que logre reducir costos operativos. Por último, en la seguridad de la cadena logística existe aún el riesgo de que ocurra algún tipo de contaminación de nuestros contenedores”, detalla Ortiz.
Junto a lo logístico, está el problema que supone el fenómeno del cambio climático: el país al igual que a nivel mundial ha tenido una importante afectación debido al cambio climático, “pero se han tomado acciones tanto en beneficio como en finca para reducir los efectos de gases de invernadero. El proyecto NAMA café es la principal acción de mitigación y adaptación que tienen Café de Costa Rica para enfrentar este desafío”, agrega, detallando que mediante NAMA (Acciones Nacionalmente Aprobadas de Mitigación, por sus siglas en inglés) la producción de café del país aspira a ser carbono neutral desde este año.
Y como la pandemia no se ha ido del todo, el especialista subraya que se están tomando medidas especiales para evitar contagios en época de cosechas, cuando llegan trabajadores temporales, algunos de ellos migrantes.
“El país logró articular con diferentes organizaciones el seguro total para todos los recolectores de café”, concluye Ortiz.
CAFÉ BLOCKCHAIN DE PERÚ
Aunque tradicionalmente no se vincula a Perú con café, este grano en el país hoy está entre los tres primeros productos de agroexportación, después de los arándanos y de las uvas.
En agosto de este año, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) ya destacaba que en 2020 – y a pesar de la pandemia – las exportaciones se mantuvieron estables en el 2020, llegando colocar 3,5 millones de sacos, (cada saco es 60 kilos) principalmente a los mercados de Europa y los Estados Unidos por un valor de US$ 648.2 millones. Mientras que para este año, se estima un crecimiento de 10% en volumen de producción con relación al año previo, es decir, unos 3,8 millones de sacos.
“A nivel mundial, somos el número 10 en café convencional, en 2010 estábamos en el puesto 20… Hemos subido un puesto cada año, y es algo sumamente importante. Además, somos el segundo exportador de café orgánico del mundo, después de México, y el primero a nivel mundial de café de especialidad y de comercio justo. Son datos sumamente relevantes que Perú está trabajando hace buen tiempo”, destaca a AméricaEconomía Mario Ocharan, director de promoción de las exportaciones en Promperú, la entidad a cargo de posicionar los envíos y la imagen del país en el exterior.
Debido al gran potencial del café peruano y al esfuerzo conjunto de los diferentes sectores de la cadena de valor, de norte a sur, en localidades como Jaén, en Cajamarca, o Sandia en Puno, se cultivan cafés de características únicas.
“[Acá] hay caficultores de cafés especiales y hay casos emblemáticos que hemos obtenido premios mundiales a donde vayamos. De hecho, el café es sumamente importante para nosotros porque tiene un aspecto social muy profundo…está en 10 regiones del país, desde Cajamarca pasando por Piura, que es la costa, San Martín, Junín, Huánuco, Pasco, Cusco y Puno, que son la columna vertebral del Perú, que son los Andes. En estas bajadas, sobre todo hacia las zonas selváticas altas, es donde se cultiva el mejor café especial de Perú y creo que del mundo”, recalca Ocharan.
Esto ha permitido ya que unas 250.000 familias peruanas vivan del cultivo del café y de un grano diferente, que ha obtenido, de acuerdo con el ejecutivo de Procomer, múltiples reconocimientos.
“El gran logro que tuvo el café peruano este año fue lograr entre 20 a 30 centavos más por quintal en la bolsa de valores de Nueva York, debido a las calidades que se están logrando y que, prácticamente, superan a cafés que estaban compitiendo directamente con nosotros en el Asia, o en Centroamérica”, destaca.
Eso se habría alcanzado, considera Ocharan, no sólo por las condiciones agronómicas de altitud y diferentes climas del país, sino también por el trabajo mancomunado que se ha hecho para hacerlo competitivo. “Desde la misma selección de las semillas hasta hacer este proceso mediante blockchain, donde algo tan tradicional como el café, se digitaliza a la máxima expresión a través de estas ventas internacionales certificadas”, recalca.
Así, los cafés peruanos están entrando fuerte no solo en Estados Unidos y Europa, sino que ahora miran también los mercados asiáticos.
Por ejemplo, en mayo de este año se celebraba una partida de café de especialidad denominado “Origen Marín Lote 45” de la comunidad nativa Cepro Yanesha, ubicada en el distrito de Villa Rica, provincia de Oxapampa, Pasco, a Singapur, el que fue comprado en su totalidad gracias a la promoción en una subasta virtual de café de especialidad.
“Es una de las estrategias que tenemos, por la contra-estación y también por la gran aceptación que no sólo tiene el café convencional sino también esta búsqueda de sabores diferentes, de sabores exóticos y de calidades muy diferenciadas y únicas, sobre todo en Corea del Sur, en Japón, en Indonesia, y en la misma China, con estos cafés especiales que producimos”, afirma.
El gobierno peruano y su agencia de promoción han creado una marca sectorial llamada Café del Perú, donde se resaltan sus especialidades únicas y que, según Promperú, tiene como propósito principal dar en el gusto a los diferentes perfiles sensoriales del mercado americano, europeo, eurasiático y en los mercados asiáticos, principalmente a través de tres pilares: “la diversidad, no sólo en variedades genéticas, sino también de los pisos altitudinales, en la forma de cómo se procesan estos cafés. El otro pilar es la especialidad y, por supuesto, el origen peruano, que busca mostrar al mundo esta ancestralidad, esta cultura que tiene el Perú, que es cuna de muchos productos como la papa, la quínoa, la alpaca…”, finaliza Ocharán.
BRASIL, EL COMPETIDOR CONSOLIDADO
China es hoy el objetivo al que apunta Brasil en sus exportaciones de café.
“Con una clase media cada vez más abierta a elementos del estilo de vida occidental, es común ver un número importante de cafés en las grandes ciudades del país, que tienden a atraer a un público más joven con mayor poder adquisitivo”, destaca el reporte “Nuevos rumbos de la sustentabilidad en China: impactos y oportunidades para Brasil”, editado en agosto de este año por el Consejo Empresarial Brasil-China (CEBC).
Esto porque si bien el consumo de café en el mundo ha crecido a una tasa anual del 2% durante los últimos cinco años, su expansión en China ha oscilado entre el 7% y el 17%. Y si se suma la década, el aumento es del más de 1.000%, de acuerdo con Communicafé.
Un reflejo de esta tendencia lo ilustra la mayor presencia de la red Starbucks en el país, que entre 2013 y 2018 triplicó el número de tiendas en suelo chino, hasta los 3.300 establecimientos.
Debido a esa explosión en el consumo, las importaciones chinas han aumentado drásticamente en los últimos años.
Según datos del Centro de Comercio Internacional (ITC) brasileño, entre 2010 y 2020, las compras de café al exterior crecieron un 228%, totalizando casi US$ 270 millones el año pasado.
En este contexto, algunos países se han consolidado como importantes proveedores de China.
Vietnam es la principal fuente externa de café verde –destinado a agregar valor en territorio chino–, con el 22% de la participación de mercado, seguido de Brasil, con el 15,5%, Colombia, con el 14.6%, y Guatemala y Etiopía, con el 14.2% y 13,6%, respectivamente.
La apuesta de Brasil ahora es subir su participación de exportación en café tostado, para competir con naciones como Italia o Japón, ya que, a pesar de un comercio actualmente guiado por la lógica de vender café como un commodity destinado a ser procesado en suelo chino, “existen oportunidades para que los exportadores brasileños exploren nichos de mercado en el país asiático”, de acuerdo con el análisis de la autora, Camila Amigo.
Así lo demuestra un estudio publicado recientemente por la confederación agrícola de Brasil (CNA) en asociación con Invest SP, organismo de promoción de las inversiones de Sao Paulo.
Según este análisis, el café instantáneo era el líder del mercado en China en diciembre de 2019. Sin embargo, las marcas brasileñas rara vez se ven en los supermercados y otros puntos de venta, a diferencia de productos de Nestlé y marcas de Malasia e Italia, que tienen una gran presencia en el mercado minorista, tanto físico como online.
Con base en estos hallazgos, el estudio concluyó que la entrada del café soluble brasileño en los puntos de venta físicos y en línea puede ser una buena iniciativa para que los consumidores chinos conozcan gradualmente el producto nacional, “mientras que el café tostado y molido podría convertirse en un mercado incremental para soluble cuando la percepción del café en China pasa de ser un ‘producto de lujo’ a una bebida diaria”, concluye el reporte de la CEBC.
Fuente: America Economía