El desmantelamiento del ingente banco de estímulos que el BCE puso en marcha para ayudar a las economías del euro a superar la pandemia ya ha comenzado. Es un pequeño principio y de forma gradual: el BCE anuncia que a partir del próximo trimestre irá reduciendo la compra de deuda del programa de emergencia PEPP, que mantiene su dotación de 1,85 billones de euros pero que irá reduciendo la inyección de dinero. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, no ha querido precisar cuánta deuda de Estados y de empresas dejará de comprar el BCE, por lo que las dimensiones de la decisión quedan difusas. Sí ha dicho que este programa está previsto que dura «como mínimo» hasta marzo de 2022 y «en todo caso, hasta que el Consejo de gobierno «considere que la crisis del coronavirus ha terminado». Por una parte, por tanto, da inicio el repliegue de las medidas de impulso y por otra el BCE sigue prometiendo ayudas tanto tiempo como sea necesario. Y Lagarde ha dejado entrever que el final de la política monetaria acomodaticia no está a la vuelta de la esquina e incluso parece alejarse, debido a que los cosos de Covid-19 se están disparando de nuevo y la capacidad de infección de la variante Delta augura un recrudecimiento. «La recuperación de la economía de la zona euro va por buen camino, pero la pandemia sigue proyectando una sombra, sobre todo porque la variante Delta constituye una fuerte creciente de incertidumbre», ha dicho.
En lo que respecta a la recuperación, Lagarde calcula que la economía euro va a «superar antes de finales de año su nivel previo a la pandemia» y ha revisado al alza las previsiones de crecimiento del PIB hasta un 5% en 2021, lo que supone un 0,4% más que la anterior previsión. En cambio, los expertos del BCE cuentan con que el crecimiento en 2022 sea del 4,6%, una décima menos de lo esperado hasta ahora para el próximo año.
2023 queda sin cambios por ahora con un 2,1%. Son estos vientos de avance los que, según ha explicado Lagarde, han llevado a la decisión de abrir el melón del ‘tapering’. No ha querido relacionar con la decisión el aumento de la inflación, para la que el BCE, por cierto, también modifica al alza sus estimaciones. Este año, el índice de precios al consumo aumentará un 2% según sus cálculos. La inflación, que actualmente está en el 4,6%, se situaría en 1,7% en 2022 y en el 1,5% en 2023, todavía lejos del objetivo de3l 2%. Pero Lagarde ha insistido en que estos niveles de inflación son «ampliamente temporales», por lo que espera que retornen a tasas más moderadas y considera justificado dejar intactos los tipos de referencia, que siguen en su nivel históricamente más bajo. Reconoce sin embargo que también hay factores difíciles de evaluar y se refiere a un «efecto de cuello de botella» en la industria debido, a los problemas de entrega en las cadenas de suministros.
En este punto Lagarde toca con las reticencias alemanas. Si bien la decisión de hoy ha sido tomada de forma unánime, el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ya está advirtiendo contra la idea de pasar por algo completamente el riesgo de una inflación demasiado elevada. «Debido a la incertidumbre existente, no deberíamos fijar demasiado tiempo la política monetaria muy expansiva actual», ha dicho recientemente, al tiempo que llamaba a terminar con el PEPP «una vez que se supere la situación de emergencia»… «por un buen motivo: la primera P de PEPP significa pandemia y no permanente».
Si se excluyen los precios de la energía y los alimentos, ha subrayado la presidenta del BCE; el agregado se sitúan solo en un 0,9%, lo que refleja que las presiones inflacionistas son limitadas, en particular los salarios. En su nueva estrategia, el BCE afirma que si la economía se acerca a un mínimo, la política monetaria tendrá que reaccionar con «fuerza» y «persistencia» para evitar que el aumento de los precios se aleje del objetivo.
Lagarde ha dejado claro, por otra parte, que PEPP es un programa muy especial que tiene un «carácter de emergencia» y fue creado para la pandemia. Si se eliminara el PEPP, todos los demás instrumentos seguirían vigentes, ha sugerido. Además del PEPP, por ejemplo, se está ejecutando el antiguo programa APP para la compra de bonos y otros valores por 20.000 millones de euros al mes. Y en todo caso «no hemos discutido cuándo sería el momento oportuno de eliminar el PEPP», ha señalado, «no hemos hablado de lo que sigue». Ese es un tema que se preparará en los próximos meses. Diciembre, cuando los economistas del BCE presenten sus próximas proyecciones actualizadas, puede ser el momento de discutir «temas más interesantes», ha dicho.
Por el momento, Lagarde ha enfrentado con éxito el desafío de mantener la perspectiva de una normalización del ritmo de compra de PEPP sin incitar a una excesiva especulación de tapering. El índice líder alemán Dax y el CAC francés se volvieron positivos después de la rueda de prensa y en general las bolsas europeas redujeron sus caídas.
Fuente: ABC