La economía mundial esperaba una normalización pospandemia en 2022, pero fue golpeada por una andanada de crisis como la guerra en Ucrania, la disparada de la inflación y el calentamiento global, lo que deja presagiar un 2023 sombrío.
El 2022 será recordado como el año de las «policrisis«, una expresión popularizada por el historiador Adam Tooze, que implica una sucesión de golpes heterogéneos que dejan un panorama abrumador.
Estos golpes «han aumentado desde principios de siglo» con la crisis financiera de 2008, la de la deuda soberana, la pandemia y la crisis energética, indicó a AFP Roel Beetsma, profesor de economía en la Universidad de Ámsterdam.
Para el académico, el mundo «no ha vivido una situación tan complicada desde la Segunda Guerra Mundial«.
Una inflación persistente
Los expertos explicaban inicialmente que tras años de atonía inflacionaria, el retorno de un alza de los precios sería transitorio y concomitante con la recuperación posterior a la pandemia. La invasión rusa de Ucrania y la escalada de los precios de la energía cambiaron estas proyecciones y explicaciones.
El nivel actual de inflación no se registraba desde los años 1970-80 y ha dejado en la precariedad a millones de hogares en los países desarrollados, además de poner a los países pobres en riesgo de sufrir una miseria aún mayor.
Sin embargo, da indicios de empezar a desacelerarse. En la zona euro bajó a 10 % en noviembre y en Estados Unidos fue de 5.5 %.
La OCDE espera que el alza de los precios llegue a un 8 % en el cuarto trimestre en los grandes países desarrollados y emergentes del G20, para bajar a un nivel de 5.5 % en 2023 y 2024.
El organismo recomienda a los países dar ayudas selectivas. Por ejemplo Francia y Alemania, al igual que otras economías, empezaron a entregar asistencia para los hogares y las empresas.
Solamente en la Unión Europea, los Estados prometieron 705,000 millones de euros (unos 750,000 millones de dólares) en ayudas desde septiembre de 2021, según el centro de estudios Bruegel.
De ese total, 264,000 millones corresponden a Alemania, un país donde una de cada dos personas afirma que sólo compra lo estrictamente necesario, según una encuesta de la consultora EY.
«Todo se volvió más caro: la crema fresca, el vino, la electricidad», enumera Nicole Eisermann, quien tiene un puesto en un mercado de Navidad en Fráncfort.
«Voy a tener cuidado, pero tengo muchos hijos y nietos», que quieren regalos, cuenta uno de los clientes, Günther Blum.
Bancos centrales más estrictos
Los grandes bancos centrales, que tienen como principal misión velar por la estabilidad de los precios, iniciaron casi sin excepción un ciclo de alza de sus tasas de interés.
Sin embargo, esta estrategia lastra un poco más la economía, ya que endurece el crédito para los hogares y las empresas.
Lo mismo sucede con los Estados, que están más endeudados desde la crisis financiera y la pandemia, y algunos enfrentan el riesgo de inestabilidad que podría llevarlos a una moratoria de pagos.
A mitad de diciembre, la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo aumentaron a un ritmo más modesto sus tasas de interés. Pero ambas instituciones se dijeron decididas a luchar duraderamente contra la inflación.
Recesiones y crisis climática
El mundo todavía está lejos de una recesión generalizada. El FMI y la OCDE pronostican para 2023 un crecimiento de 2.7% y 2.2%, respectivamente.
Pero el Reino Unido ya está «en recesión» y muchos economistas piensan que Alemania e Italia serán los siguientes.
Para el conjunto de la zona euro, la agencia calificadora S&P Global espera un primer trimestre particularmente difícil y un estancamiento a lo largo del año.
Europa, además, se encuentra en una «reconfiguración energética» que puede «llevar años», acelerada por la guerra de Ucrania, escribió S&P Global.
En paralelo, la economía china sigue ralentizándose, y es «muy probable» una caída de las perspectivas de crecimiento en 2022 y 2023, indicó a mitad de diciembre a la AFP la directora gerente del FMI, Kristalina Georvieva, qujien prevé «algunas dificultades» con el cambio de política de Pekín frente al covid.
Y es que el final de la política «cero covid» implicará necesariamente «un incremento del número de infecciones, con consecuencias sobre la buena marcha de la economía», destacó Georgieva.
Otra de las grandes crisis, la climática, se desarrolla «en cámara lenta», apunta Beetsma, de la Universidad de Ámsterdam. Y pese a la multiplicación de las catástrofes naturales, las ambiciones siguen siendo demasiado tímidas.
Eso quedó patente en el fracaso de la COP27 de Egipto para fijar nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
La dificultad de los Estados en gestionar la escalada de los precios de la energía también se ha reflejado en la lentitud de la transición.
«Si no hacemos lo suficiente, esto va a golpearnos a una escala nunca vista«, advierte Beetsma.