El Banco Central de Rusia anunció una reunión extraordinaria de política monetaria el martes después de que la moneda local se desplomara a 100 rublos por dólar, un mínimo desde marzo de 2022.
El rublo se depreció un 30% frente al dólar desde principios de año debido a la caída de las exportaciones, la subida de los impuestos y el aumento del gasto militar.
El Banco Central de Rusia anunció una reunión extraordinaria sobre el nivel de los tipos de interés, que el emisor subió en julio a un 8,5%, por encima de las expectativas del mercado.
Los resultados de la reunión serán anunciados a las 10H30 hora local (07H30 GMT), dijo el banco central.
La noticia de la reunión reafirmó al mercado y el rublo recuperó terreno.
Durante la operativa la moneda rusa cayó a un nivel de 100 rublos por dólar y 110 por euro y al final de la jornada avanzó a 98 por dólar y 107 por euro.
La moneda rusa no había caído al nivel de 100 por cada euro desde marzo de 2022, cuando la divisa se desplomó a raíz de la ofensiva militar contra Ucrania, que comenzó en febrero.
El banco central anunció la reunión después de que el consejero del Kremlin Maxim Oreshkin criticara la «política monetaria laxa» del emisor en una tribuna de opinión publicada este lunes por la agencia oficial de noticias, TASS.
El alto funcionario afirmó que el banco central tiene todas las «herramientas necesarias» para hacer frente a la situación y proyectó que la cotización del rublo volverá a una situación de normalidad en un futuro cercano.
«Todo va a subir»
La depreciación del rublo genera temores por su impacto en el nivel de vida de la población general en un contexto de rebrote de la inflación.
Tras un año y medio de sanciones de las potencias occidentales por el conflicto en Ucrania, que implicaron la salida de muchas compañías extranjeras, los rusos comienzan a sentir las consecuencias.
«Por su puesto que estoy molesto», afirmó a AFP Evgeny Kundratas, un ejecutivo de recursos humanos de 44 años.
«Las divisas se vuelven más caras y esto no es conveniente», agregó.
Viktor Rybakov, un hombre de 61 años que trabaja en el sector de la medicina teme el impacto en la vida cotidiana. «Ahora todo va a subir, del transporte a los precios de los alimentos», afirmó.
Anna Rebrova, una directiva de relaciones públicas de 33 años, es más optimista. «La gente entendió que ya nada va a ser como antes (…) pero, todo se va a arreglar con el tiempo», agregó.