La escasez de recursos financieros, la fragmentación de las cadenas de suministro y las recaudaciones fiscales insuficientes son algunas de las consecuencias de la crisis sanitaria y geopolítica actual que ha golpeado a las economías globales, sobre todo a América Latina y el Caribe.
A los gobiernos de la región les toca la tarea de desarrollar políticas monetarias y fiscales que sean sostenibles, sin agudizar los problemas estructurales la región y sin acrecentar las desigualdades sociales existentes.
“Estamos, realmente, no atravesando una época de cambios, sino un cambio de época”, expresó la exsecretaria ejecutiva para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcenas.
La diplomática mexicana se refirió a las multicrisis que vive el entorno global luego de que la pandemia, aunada al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, desacelerara el crecimiento, aumentara las tasas de interés y disparara la inflación.
“Esto está generando menor liquidez a nivel global, lo que a su vez se traduce en menores flujos financieros sobre todo hacia países en vías de desarrollo, como los nuestros, o a los países emergentes”, expresó a través de un video presentado durante un panel, en el marco del 75 aniversario del periódico El Caribe.
Al respecto, el exministro de Hacienda de España, Cristóbal Montoro, explicó que los bancos centrales globales han tratado de corregir una crisis no económica con la inyección de recursos financieros, pero que esto solo podrá corregirse cuando se realicen los ajustes presupuestarios necesarios.
“Los estados tienen que corregir sus déficits públicos buscando unos niveles de estabilidad presupuestaria. Lo que entiendo, es que los ajustes presupuestarios (…) hay que hacerlos progresivamente, durante un tiempo”, explicó como panelista bajo el tema «Recomendaciones para mejorar el modelo de desarrollo económico de América Latina».
Aunque reconoció que estos ajustes no se pueden hacer de golpe porque sería someter al crecimiento económico de los países a un “shock nuevo” que los paralizaría, sí entiende que se debe apostar a una reducción progresiva del déficit, “muy comprometida a medio plazo”.
Aunque la reactivación y recuperación económica del 2021 y 2022 redujo los cuellos de botella en las cadenas de suministro, la rivalidad tecnológica y política entre China y Estados Unidos está fragmentando la dinámica del comercio global, que había apuntado antes hacia el multilateralismo.
“La lógica geopolítica está reforzando la regionalización”, sostuvo Bárcenas, quien dijo que esto pone a América Latina en uno de los momentos “más críticos”, porque el comercio intrarregional es bajo, no llegando a superar el 12 %.
Para el economista dominicano, Andy Dahuajre, el conflicto geopolítico entre Rusia y Ucrania está llevando a la comunidad internacional a implementar un esquema global bipolar, con un eje conformado, predominantemente, por China, Rusia, India y Arabia Saudita en oposición a Occidente.
Esto tendría, como consecuencia, el tránsito de una economía globalizada, orientada al multilateralismo, “a un terreno desconocido: el friendshoring” (comercio entre países aliados).
“Me preocupa el efecto de la desglobalización que conlleva (…), esto va a implicar que si yo compraba a un nivel de precio en el centro de manufactura más eficiente del mundo, ahora voy a comprar a mi mejor amigo, pero probablemente terminaré pagando un precio más alto«, explicó.
Remarcó que este esquema representará un retroceso en el avance de reducción de pobreza y desigualdad que logramos en los últimos 30 años.
Reformas tributarias
Para mejorar las finanzas públicas y los ingresos a lo interno de un país, se necesita una reforma tributaria clara que amplíe la base gravada. América Latina y el Caribe “deben eliminar la cultura del privilegio”, apuntó Bárcenas, al resaltar que existe la necesidad de eliminar la evasión y la elusión fiscal.
Al ser preguntado sobre cómo ejecutar una reforma tributaria en medio de esta coyuntura, Montoro recordó que las leyes fiscales confieren al Estado el deber de aplicar los gravámenes necesarios sobre el consumo, la renta al trabajo y la renta al capital.
Sin embargo, la confianza política es muy importante para poderlos ejecutar, favoreciendo el crecimiento económico y disponiendo los recursos que generen esos gravámenes hacia las prioridades del Estado.